Escuela italiana; siglo XVII. “Sibila”. Óleo sobre lienzo. Reentelado. Medidas: 61 x 47 cm.; 79 x 65 cm.(marco). Dentro de la escuela italiana fue común, desde el Renacimiento, la representación de Sibilias en composiciones similares a las del retrato coetáneo, como damas ricamente ataviadas a la moda de la época. De hecho, se conocen ejemplos de obras en las que importantes aristócratas aparecen retratadas como sibilas, tanto en Italia como en otros países. En esta pintura de época barroca, cabe destacar la atención puesta en la plasmación del suntuoso atuendo sujeto con broches de oro y perlas. Los ojos almendrados transmiten melancolía. El arrebol de las mejillas armoniza con el carmín de los labios bellamente perfilados. En la mitología griega antigua, la Sibila era una profetisa, inspirada a veces por Apolo y cuyos poderes tenían una procedencia divina. Sin embargo, el número de estas mujeres pronto aumenta, y se pasa de tres hasta doce, en todos los casos sin saber el nombre de las mismas, sino conociéndolas solo por el gentilicio del paraje donde moraban. Fue el Renacimiento quien recuperó esta figura, considerándolas anunciadoras de Cristo en la tradición pagana para así darle valor a la misma y “cristianizarla”. De todas las obras en que aparecen la más conocida es, probablemente, la Bóveda de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, que muestra a las cinco más representativas del momento (Eritrea, Pérsica, Líbica, Cumana y Délfica).
Escuela italiana; siglo XVII. “Sibila”. Óleo sobre lienzo. Reentelado. Medidas: 61 x 47 cm.; 79 x 65 cm.(marco). Dentro de la escuela italiana fue común, desde el Renacimiento, la representación de Sibilias en composiciones similares a las del retrato coetáneo, como damas ricamente ataviadas a la moda de la época. De hecho, se conocen ejemplos de obras en las que importantes aristócratas aparecen retratadas como sibilas, tanto en Italia como en otros países. En esta pintura de época barroca, cabe destacar la atención puesta en la plasmación del suntuoso atuendo sujeto con broches de oro y perlas. Los ojos almendrados transmiten melancolía. El arrebol de las mejillas armoniza con el carmín de los labios bellamente perfilados. En la mitología griega antigua, la Sibila era una profetisa, inspirada a veces por Apolo y cuyos poderes tenían una procedencia divina. Sin embargo, el número de estas mujeres pronto aumenta, y se pasa de tres hasta doce, en todos los casos sin saber el nombre de las mismas, sino conociéndolas solo por el gentilicio del paraje donde moraban. Fue el Renacimiento quien recuperó esta figura, considerándolas anunciadoras de Cristo en la tradición pagana para así darle valor a la misma y “cristianizarla”. De todas las obras en que aparecen la más conocida es, probablemente, la Bóveda de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, que muestra a las cinco más representativas del momento (Eritrea, Pérsica, Líbica, Cumana y Délfica).
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