Escuela romanista; segunda mitad del siglo XVI. “San Juan Bautista”. Madera tallada, policromada y estofada. Presenta faltas y añadidos posteriores. Medidas: 72 x 24 x 16 cm. Hierático y a través de rasgos dulcificados el autor representa en esta escultura de bulto redondo, la figura de San Juan bautista. Dispuesto sobre un pedestal se yergue el cuerpo del santo, que no presenta ningún atributo iconográfico exceptuando el libro que sustenta en su mano derecha. Por las características estética que presenta la talla se puede inscribir esta obra dentro de la escuela romanista, la cual se define como una corriente del manierismo español que muestra una marcada influencia de los autores italianos que trabajaron en Roma, especialmente Rafael y Miguel Ángel. El estilo romanista se caracteriza especialmente por su monumentalidad y sus potentes anatomías, rasgos que se aprecian con claridad en esta talla. De hecho, la monumentalidad de la figura queda reforzada por los amplios plegados de las ropas, que anuncian el sentido claroscurista del barroco. La expresividad es sin embargo netamente manierista, contenida y convencional, más cercana al conceptualismo propio del siglo XVI que a las imágenes más naturalistas y dramáticas del barroco. Juan el Bautista que fue hijo del sacerdote Zacarías y de Isabel, prima de la Virgen María. Se retiró muy joven al desierto de Judea para llevar una vida ascética y predicar la penitencia, y reconoció en Jesús, que se hizo bautizar por él, al Mesías anunciado por los profetas. Un año después del bautismo de Cristo, en el año 29, Juan fue arrestado y encarcelado por el tetrarca de Galilea Herodes Antipas, cuyo matrimonio con Herodías, su sobrina y cuñada, se había atrevido a censurar. Finalmente san Juan fue decapitado, y su cabeza entregada a Salomé como premio por sus hermosas danzas. Este santo aparece en el arte cristiano con dos aspectos diferentes: como niño, compañero de juegos de Jesús, y como adulto, predicador ascético. El san Juan adulto que aquí vemos aparece vestido en el arte oriental con un sayo de piel de camello, que en occidente se reemplazó con una piel de oveja que le deja los brazos, las piernas y una parte del torso desnudos. El manto rojo que lleva a veces, así como en la escena de su intercesión en el Juicio Final, alude a su martirio. En el arte bizantino se le representa como un ángel de grandes alas, con su cabeza cortada en una bandeja que sostiene en sus manos. Sin embargo, sus atributos en el arte occidental son muy diferentes. El más frecuente es un cordero, que alude a Jesucristo, y con frecuencia porta una cruz de cañas con una filacteria con la inscripción “Ecce Agnus Dei”.
Escuela romanista; segunda mitad del siglo XVI. “San Juan Bautista”. Madera tallada, policromada y estofada. Presenta faltas y añadidos posteriores. Medidas: 72 x 24 x 16 cm. Hierático y a través de rasgos dulcificados el autor representa en esta escultura de bulto redondo, la figura de San Juan bautista. Dispuesto sobre un pedestal se yergue el cuerpo del santo, que no presenta ningún atributo iconográfico exceptuando el libro que sustenta en su mano derecha. Por las características estética que presenta la talla se puede inscribir esta obra dentro de la escuela romanista, la cual se define como una corriente del manierismo español que muestra una marcada influencia de los autores italianos que trabajaron en Roma, especialmente Rafael y Miguel Ángel. El estilo romanista se caracteriza especialmente por su monumentalidad y sus potentes anatomías, rasgos que se aprecian con claridad en esta talla. De hecho, la monumentalidad de la figura queda reforzada por los amplios plegados de las ropas, que anuncian el sentido claroscurista del barroco. La expresividad es sin embargo netamente manierista, contenida y convencional, más cercana al conceptualismo propio del siglo XVI que a las imágenes más naturalistas y dramáticas del barroco. Juan el Bautista que fue hijo del sacerdote Zacarías y de Isabel, prima de la Virgen María. Se retiró muy joven al desierto de Judea para llevar una vida ascética y predicar la penitencia, y reconoció en Jesús, que se hizo bautizar por él, al Mesías anunciado por los profetas. Un año después del bautismo de Cristo, en el año 29, Juan fue arrestado y encarcelado por el tetrarca de Galilea Herodes Antipas, cuyo matrimonio con Herodías, su sobrina y cuñada, se había atrevido a censurar. Finalmente san Juan fue decapitado, y su cabeza entregada a Salomé como premio por sus hermosas danzas. Este santo aparece en el arte cristiano con dos aspectos diferentes: como niño, compañero de juegos de Jesús, y como adulto, predicador ascético. El san Juan adulto que aquí vemos aparece vestido en el arte oriental con un sayo de piel de camello, que en occidente se reemplazó con una piel de oveja que le deja los brazos, las piernas y una parte del torso desnudos. El manto rojo que lleva a veces, así como en la escena de su intercesión en el Juicio Final, alude a su martirio. En el arte bizantino se le representa como un ángel de grandes alas, con su cabeza cortada en una bandeja que sostiene en sus manos. Sin embargo, sus atributos en el arte occidental son muy diferentes. El más frecuente es un cordero, que alude a Jesucristo, y con frecuencia porta una cruz de cañas con una filacteria con la inscripción “Ecce Agnus Dei”.
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