Escuela española; primera mitad del siglo XVII. “San Antonio Abad”. Madera tallada, policromada y dorada. Presenta saltos en la policromía y adaptación antigua. Medidas: 40 x 23 cm; 52 x 36 cm (marco). Los rasgos fisionómicos, así como los atributos y la vestimenta, permiten suponer que se trata de san Antonio Abad, uno de los fundadores del movimiento eremítico. En el relato de su vida tal como nos ha llegado a través de las fuentes antiguas se entremezclan la leyenda y los hechos históricos. Se sabe que abandonó sus bienes para llevar vida de ermitaño, en Egipto. Esta vida de retiro atrajo a otros cristianos, a los que él ayudó a organizar, siendo por ello considerado uno de los fundadores del monacato cristiano. Según la leyenda, el santo fue tentado repetidamente por el demonio durante su retiro, y estas tentaciones se han convertido en un gran motivo de inspiración para artistas de todas las épocas y estilos, desde El Bosco a Dalí. En este caso nos encontramos frente a una figura devocional, procedente, tal vez, de una capilla u oratorio dedicado al santo. La escultura barroca es uno de los ejemplos más auténticos y personales de nuestro arte, porque su concepción y su forma de expresión surgieron del pueblo y de los sentimientos más hondos que en él anidaban. Quebrantada la economía del Estado, en decadencia la nobleza y cargado de fuertes gravámenes el alto clero, fueron los monasterios, las parroquias y las cofradías de clérigos y seglares los que impulsaron su desarrollo, siendo costeadas las obras en ocasiones mediante suscripción popular. La escultura se vio así abocada a plasmar los ideales imperantes en estos ambientes, que no eran otros que los religiosos, en un momento en el que la doctrina contrarreformista exigía al arte un lenguaje realista para que el fiel comprendiera y se identificara con lo representado, y una expresión dotada de un intenso contenido emocional para incrementar el fervor y la devoción del pueblo. El asunto religioso es, por consiguiente, la temática preferente de la escultura española de este período, que parte en las primeras décadas del siglo de un prioritario interés por captar el natural, para ir intensificando progresivamente a lo largo de la centuria la plasmación de valores expresivos.
Escuela española; primera mitad del siglo XVII. “San Antonio Abad”. Madera tallada, policromada y dorada. Presenta saltos en la policromía y adaptación antigua. Medidas: 40 x 23 cm; 52 x 36 cm (marco). Los rasgos fisionómicos, así como los atributos y la vestimenta, permiten suponer que se trata de san Antonio Abad, uno de los fundadores del movimiento eremítico. En el relato de su vida tal como nos ha llegado a través de las fuentes antiguas se entremezclan la leyenda y los hechos históricos. Se sabe que abandonó sus bienes para llevar vida de ermitaño, en Egipto. Esta vida de retiro atrajo a otros cristianos, a los que él ayudó a organizar, siendo por ello considerado uno de los fundadores del monacato cristiano. Según la leyenda, el santo fue tentado repetidamente por el demonio durante su retiro, y estas tentaciones se han convertido en un gran motivo de inspiración para artistas de todas las épocas y estilos, desde El Bosco a Dalí. En este caso nos encontramos frente a una figura devocional, procedente, tal vez, de una capilla u oratorio dedicado al santo. La escultura barroca es uno de los ejemplos más auténticos y personales de nuestro arte, porque su concepción y su forma de expresión surgieron del pueblo y de los sentimientos más hondos que en él anidaban. Quebrantada la economía del Estado, en decadencia la nobleza y cargado de fuertes gravámenes el alto clero, fueron los monasterios, las parroquias y las cofradías de clérigos y seglares los que impulsaron su desarrollo, siendo costeadas las obras en ocasiones mediante suscripción popular. La escultura se vio así abocada a plasmar los ideales imperantes en estos ambientes, que no eran otros que los religiosos, en un momento en el que la doctrina contrarreformista exigía al arte un lenguaje realista para que el fiel comprendiera y se identificara con lo representado, y una expresión dotada de un intenso contenido emocional para incrementar el fervor y la devoción del pueblo. El asunto religioso es, por consiguiente, la temática preferente de la escultura española de este período, que parte en las primeras décadas del siglo de un prioritario interés por captar el natural, para ir intensificando progresivamente a lo largo de la centuria la plasmación de valores expresivos.
Testen Sie LotSearch und seine Premium-Features 7 Tage - ohne Kosten!
Lassen Sie sich automatisch über neue Objekte in kommenden Auktionen benachrichtigen.
Suchauftrag anlegen