Escuela española o europea; segunda mitad del siglo XIX. “Mendigos”. Carboncillo y clarión sobre lienzo. Lienzo destensado. Medidas: 240 x 183 cm; 245 x 186 cm (destensada). En esta obra vemos un dibujo que por cuyas características estéticas parece tratarse de un estudio de dos figuras que a pesar de esta bien definidas, se encuentran en un espacio indeterminado, como inacabado. Las dos figuras protagonistas de la escena representan a un mendigo y a una especie de lazarillo que le acompaña. Por la técnica empleada parecen notas visuales que ha recogido el artista con la intención de crear una composición de mayor complejidad espacial. Los estudios a menudo se usan para comprender los problemas involucrados en la representación de temas y para planificar los elementos que se utilizarán en trabajos terminados, como luz, color, forma, perspectiva y composición. Los estudios pueden tener más impacto que un trabajo planificado más elaboradamente, debido a las nuevas ideas que el artista obtiene mientras explora el tema. Tales detalles ayudan a revelar los procesos de pensamiento y las técnicas de muchos artistas. Los estudios se remontan incluso al antiguo Renacimiento italiano, desde donde los historiadores del arte han mantenido algunos de los estudios de Miguel Ángel. Tanto la temática, como el estilo figurativo y descriptivo de la obra, se acercan estéticamente a las características estéticas en boga durante el siglo XIX. Época en la cual se había desarrollado una tradición artística vinculada al retrato. Donde además el progreso de la revolución industrial provocó el nacimiento de nuevas clases sociales, la definición de estas y además una situación social de injusticias y pobreza generalizada. Esta situación fue recogida por diferentes artistas ingleses, quienes utilizaron su arte como instrumento de crítica social. Ejemplo de ello fue la Literatura de Mark Twain, o el arte de algunos de los pintores que a partir de 1830 acogieron la representación de la escena de género, motivada sobre todo por la creciente ilustración, los periódicos y las revistas, que acostumbraron al público a escenas de la vida cotidiana.
Escuela española o europea; segunda mitad del siglo XIX. “Mendigos”. Carboncillo y clarión sobre lienzo. Lienzo destensado. Medidas: 240 x 183 cm; 245 x 186 cm (destensada). En esta obra vemos un dibujo que por cuyas características estéticas parece tratarse de un estudio de dos figuras que a pesar de esta bien definidas, se encuentran en un espacio indeterminado, como inacabado. Las dos figuras protagonistas de la escena representan a un mendigo y a una especie de lazarillo que le acompaña. Por la técnica empleada parecen notas visuales que ha recogido el artista con la intención de crear una composición de mayor complejidad espacial. Los estudios a menudo se usan para comprender los problemas involucrados en la representación de temas y para planificar los elementos que se utilizarán en trabajos terminados, como luz, color, forma, perspectiva y composición. Los estudios pueden tener más impacto que un trabajo planificado más elaboradamente, debido a las nuevas ideas que el artista obtiene mientras explora el tema. Tales detalles ayudan a revelar los procesos de pensamiento y las técnicas de muchos artistas. Los estudios se remontan incluso al antiguo Renacimiento italiano, desde donde los historiadores del arte han mantenido algunos de los estudios de Miguel Ángel. Tanto la temática, como el estilo figurativo y descriptivo de la obra, se acercan estéticamente a las características estéticas en boga durante el siglo XIX. Época en la cual se había desarrollado una tradición artística vinculada al retrato. Donde además el progreso de la revolución industrial provocó el nacimiento de nuevas clases sociales, la definición de estas y además una situación social de injusticias y pobreza generalizada. Esta situación fue recogida por diferentes artistas ingleses, quienes utilizaron su arte como instrumento de crítica social. Ejemplo de ello fue la Literatura de Mark Twain, o el arte de algunos de los pintores que a partir de 1830 acogieron la representación de la escena de género, motivada sobre todo por la creciente ilustración, los periódicos y las revistas, que acostumbraron al público a escenas de la vida cotidiana.
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