Escuela veneciana, finales s.XVI. Círculo de Parrasio Micheli (Venecia, ca.1516-1578) "Mujer con laúd". Óleo sobre tela. Reentelado. Bastidor cambiado a mediados del s.XIX. Medidas: 101 x 86 cm.; 111 x 98 cm.(marco). Importante pintura perteneciente al Alto Renacimiento veneciano, una época de esplendor artístico en la capital del Véneto. Las figuras de Giorgione y Tiziano dejaron una importante mella hasta las postrimerías del siglo. En el óleo que nos ocupa es sobre todo la influencia de Tiziano la más notable: el encuadre, con la ventana rectangular abierta al paisaje, y la cortesana retratada en tres cuartos, así como el tipo de mujer soñadora pero con carácter (véase La Roxelana de Tiziano, por ejemplo), aquí aparece asimilado y magistralmente resuelto. El tema de la Joven con laúd se popularizó en el siglo XVI, primero en Venecia, extendiéndose después por otros enclaves italianos y del norte de Europa. En el contexto veneciano, se trataba de encargos que realizaban los aristócratas de sus esposas e hijas, pero también a cortesanas y musas. En cualquier caso, dado que se idealizaban los rasgos, a menudo ha sido difícil identificar a las retratadas. Hasta el momento, los retratos suntuosos se reservaban a la realeza y a personajes célebres. Este lienzo presenta notables similitudes con una obra homónima de Parrasio Micheli, "Una joven tocando el laúd" (conservada actualmente en el Museo de Bellas Artes de Houston), realizada en la misma época, en el último tercio del siglo XVI. Los negros ojos almendrados, el labio carmín finamente perfilado, la turgencia de las carnaciones, el cabello ensortijado y recogido del mismo modo, el collar de perlas, la posición de los dedos de la mano derecha tañendo las cuerdas del laúd, la apertura hacia un paisaje crepuscular a la derecha de la dama… aparecen de similar manera. Es tentador aventurar que podríamos estar ante una obra de Micheli, o al menos, de su taller. La sensualidad cromática, las veladuras de las gasas, los brocados y el damasco magistralmente resueltos entre ribetes de seda, así como las amplias mangas que dejan al descubierto los brazos, son elementos para destacar de ambos cuadros. Las grandes aportaciones de la escuela veneciana se materializan en esta delicada composición. La tañedora de laúd de Micheli presenta una seducción apenas insinuada (a diferencia de otros retratos femeninos del autor, en las que buscó un erotismo más evidente), y esta característica se refleja también en el ideal femenino plasmado en nuestra pintura. Estos pintores se inspiraban en el ideal poético de feminidad establecido por de Petrarca, que recobró popularidad en la época de Tiziano y Micheli. Hijo de un patricio veneciano, Michele Parrasio se formó en el taller de Tiziano, lo que corroboran fuentes documentales indirectas, como una carta del propio Micheli al rey de España Felipe II, en la que el pintor declaraba tener a Tiziano como referente de todos sus estudios. Más tarde se asoció a Veronés, del que utilizaba habitualmente los diseños para sus propias composiciones. Consta que en 1563 recibió un importante encargo: la pintura de un lienzo de gran tamaño dedicado al dogo Lorenzo Priuli con el senado y las alegorías de la Fortuna y de Venecia para la Sala del Colegio del Palacio Ducal, destruido probablemente en el incendio de 1577. El óleo, del que existe un boceto en Berlín, se sabe que fue colocado en su lugar en 1569 y que el artista percibió por él una importante cantidad, indicio del presti
Escuela veneciana, finales s.XVI. Círculo de Parrasio Micheli (Venecia, ca.1516-1578) "Mujer con laúd". Óleo sobre tela. Reentelado. Bastidor cambiado a mediados del s.XIX. Medidas: 101 x 86 cm.; 111 x 98 cm.(marco). Importante pintura perteneciente al Alto Renacimiento veneciano, una época de esplendor artístico en la capital del Véneto. Las figuras de Giorgione y Tiziano dejaron una importante mella hasta las postrimerías del siglo. En el óleo que nos ocupa es sobre todo la influencia de Tiziano la más notable: el encuadre, con la ventana rectangular abierta al paisaje, y la cortesana retratada en tres cuartos, así como el tipo de mujer soñadora pero con carácter (véase La Roxelana de Tiziano, por ejemplo), aquí aparece asimilado y magistralmente resuelto. El tema de la Joven con laúd se popularizó en el siglo XVI, primero en Venecia, extendiéndose después por otros enclaves italianos y del norte de Europa. En el contexto veneciano, se trataba de encargos que realizaban los aristócratas de sus esposas e hijas, pero también a cortesanas y musas. En cualquier caso, dado que se idealizaban los rasgos, a menudo ha sido difícil identificar a las retratadas. Hasta el momento, los retratos suntuosos se reservaban a la realeza y a personajes célebres. Este lienzo presenta notables similitudes con una obra homónima de Parrasio Micheli, "Una joven tocando el laúd" (conservada actualmente en el Museo de Bellas Artes de Houston), realizada en la misma época, en el último tercio del siglo XVI. Los negros ojos almendrados, el labio carmín finamente perfilado, la turgencia de las carnaciones, el cabello ensortijado y recogido del mismo modo, el collar de perlas, la posición de los dedos de la mano derecha tañendo las cuerdas del laúd, la apertura hacia un paisaje crepuscular a la derecha de la dama… aparecen de similar manera. Es tentador aventurar que podríamos estar ante una obra de Micheli, o al menos, de su taller. La sensualidad cromática, las veladuras de las gasas, los brocados y el damasco magistralmente resueltos entre ribetes de seda, así como las amplias mangas que dejan al descubierto los brazos, son elementos para destacar de ambos cuadros. Las grandes aportaciones de la escuela veneciana se materializan en esta delicada composición. La tañedora de laúd de Micheli presenta una seducción apenas insinuada (a diferencia de otros retratos femeninos del autor, en las que buscó un erotismo más evidente), y esta característica se refleja también en el ideal femenino plasmado en nuestra pintura. Estos pintores se inspiraban en el ideal poético de feminidad establecido por de Petrarca, que recobró popularidad en la época de Tiziano y Micheli. Hijo de un patricio veneciano, Michele Parrasio se formó en el taller de Tiziano, lo que corroboran fuentes documentales indirectas, como una carta del propio Micheli al rey de España Felipe II, en la que el pintor declaraba tener a Tiziano como referente de todos sus estudios. Más tarde se asoció a Veronés, del que utilizaba habitualmente los diseños para sus propias composiciones. Consta que en 1563 recibió un importante encargo: la pintura de un lienzo de gran tamaño dedicado al dogo Lorenzo Priuli con el senado y las alegorías de la Fortuna y de Venecia para la Sala del Colegio del Palacio Ducal, destruido probablemente en el incendio de 1577. El óleo, del que existe un boceto en Berlín, se sabe que fue colocado en su lugar en 1569 y que el artista percibió por él una importante cantidad, indicio del presti
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