Beschreibung:

AL­BER­TO HER­MO­SO (Va­lla­do­lid, 1927 - Ma­drid, 2017) "Des­nu­do fe­me­nino", 1975. San­gui­na sobre papel. Fir­ma­do y fe­cha­do en el án­gu­lo in­fe­rior iz­quier­do. Me­di­das: 44 x 27 cm. Al­ber­to Her­mo­so Gon­zá­lez nació en Va­lla­do­lid en 1927. Su tem­pra­na in­cli­na­ción ar­tís­ti­ca le con­du­jo a la Es­cue­la de Artes y Ofi­cios. A sus 14 años, tuvo un no­ta­ble éxito ex­po­nien­do sus di­bu­jos y acua­re­las en un es­ca­pa­ra­te co­mer­cial, con lo que con­si­guió una pe­que­ña ayuda de la Dipu­tación para ad­qui­rir ma­te­ria­les y úti­les de pin­tar, y el apoyo de la Aso­cia­ción Uni­ver­si­ta­ria. En los años 1943 y 1944 ob­tu­vo una beca ofi­cial de la Dipu­tación y pudo tras­la­dar­se a Ma­drid a es­tu­diar in­gre­san­do en la Es­cue­la de Be­llas Artes de San Fer­nan­do. Sin em­bar­go los de­re­chos de dis­fru­te de su pen­sión se de­cla­ra­ron fi­na­li­za­dos, aun­que con­si­guió su re­no­va­ción al año si­guien­te. Para ello, tuvo que de­mos­trar sus ap­ti­tu­des di­bu­jan­do al car­bón. En San Fer­nan­do con­ti­nuó hasta el curso 1948-1949 si­mul­ta­nean­do el es­tu­dio con el tra­ba­jo de di­bu­jan­te en la Fá­bri­ca de Ta­pi­ces y des­pués como gra­ba­dor en la Casa de la Mo­ne­da. Su maes­tro, el pin­tor va­len­ciano Ma­nuel Be­ne­di­to (1875-1963), logró que le con­tra­ta­ran para pin­tar en Ma­drid mo­de­los des­ti­na­dos a la Fá­bri­ca de ce­rá­mi­ca de Irún de la que él era su di­rec­tor ar­tís­ti­co. Con­clui­da su ca­rre­ra en San Fer­nan­do, con pre­mio de Di­bu­jo y tí­tu­lo de Pro­fe­sor, en 1950 envió a la Dipu­tación, en señal de agra­de­ci­mien­to por la ayuda re­ci­bi­da un cua­dro lla­ma­do "El pos­tre". Viajó a Paris en 1952 y dos años des­pués se pre­sen­tó a la Ex­po­si­ción Na­cio­nal de Be­llas Artes. Con­cur­só, sin éxito, para pin­tar el techo del Tea­tro Real de Ma­drid. En 1956 ce­le­bró su 1ª ex­po­si­ción in­di­vi­dual en la sala de arte “Los Ma­dra­zo”, que re­pi­tió aquel mismo año en la sede de la Real Aca­de­mia de Be­llas Artes de Va­lla­do­lid. Al año si­guien­te, ani­ma­do por su éxito, pre­sen­tó una obra a la Ex­po­si­ción Na­cio­nal de Be­llas Artes y formó parte del ju­ra­do de los pre­mios “Eduar­do Fer­nán­dez Araoz” con­vo­ca­dos por la Ter­tu­lia va­lli­so­le­ta­na de Ma­drid. En 1958 fue el pro­pio Her­mo­so quien par­ti­ci­pó en este con­cur­so que ex­pu­so los tra­ba­jos de los as­pi­ran­tes al pre­mio en el­sa­lón de actos de la casa con­sis­to­rial de Va­lla­do­lid. Ese mismo año mar­chó a París donde, re­si­dió du­ran­te diez años si­mul­ta­nean­do la pin­tu­ra con tra­ba­jos de de­co­ra­ción. En 1968 par­ti­ci­pó en la Iª bie­nal de Arte con­tem­po­rá­neo es­pa­ñol or­ga­ni­za­da en París, Aquel mismo año la Edi­to­rial Bruño le pu­bli­có un cua­derno de Di­bu­jos, con 30 lá­mi­nas, a ma­ne­ra de curso ele­men­tal de en­se­ñan­za ar­tís­ti­ca. Su vo­ca­ción pe­da­gó­gi­ca se con­cre­tó al re­gre­sar a Ma­drid y ob­te­ner, me­dian­te libre opo­si­ción, una plaza de pro­fe­sor de tér­mino en la Es­cue­la de Artes Apli­ca­das y Ofi­cios Ar­tís­ti­cos, pues­to que ejer­ce­ría hasta su ju­bi­la­ción.