PEDRO DE MOYA (Granada, c. 1610- 15 de enero de 1674) “Inmaculada”. Óleo sobre lienzo. Reentelado. Presenta restauraciones. Presenta en el reverso etiqueta antigua de la Exposición Iberoamericana, Sevilla, 1929: Escrito a tinta: Nº 806; Expositor D. Fernando López Cepero; Objeto: La Concepción de P. de Moya; Localidad: Sevilla. Bibliografía: Exposición Iberoamericana. Pabellón de las Bellas Artes, Sevilla 1929: Calvo Castellón, A. Los fondos arquitectónicos y el paisaje en la pintura barroca andaluza. Granada, 1982, pp. 307 y 308. Medidas: 49 x 38 cm; 63 x 49,5 cm (marco). En la exposición iberoamericana de Sevilla, celebrada en 1929, se incluyeron varias obras de la colección de don Fernando López Cepero. Agrupadas en la sala V del Pabellón de las Bellas Artes. En 1982, el profesor Calvo Castellón incluyó este cuadro en la versión publicada de su tesis doctoral: Los fondos arquitectónicos y el paisaje en la pintura barroca andaluza. Entonces todavía pertenecía a la colección López Cepero de Sevilla. En el escrito mantiene la atribución tradicional a Pedro de Moya y destaca que éste sea el único pintor barroco granadino que pinta a la Inmaculada con un fondo de paisaje que incluye elementos de las letanías lauretanas: la bahía, la nao, el hortus conclusus con el pozo, la palmera, el ciprés. En cuanto a la procedencia cabe citar que Fernando López Cepero fue bisnieto de Manuel López Cepero, uno de los coleccionistas de arte más importantes del s. XIX español. Manuel López Cepero (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1778-Sevilla, 1858) fue un sacerdote de ideas liberales, escritor y político. Diputado en las Cortes de Cádiz, llegó a ser Deán de la catedral de Sevilla y ocupó importantes cargos políticos y culturales. Su colección, instalada en la antigua casa de Murillo, contaba con más de mil pinturas. La imagen de esta Inmaculada se encuentra perfectamente enmarcada dentro del siglo XVII español, marcado a nivel estilístico e iconográfico sigue los modelos establecidos en el barroco. Vemos a María vestida de blanco y azul (símbolos de pureza y de los conceptos de verdad y eternidad, respectivamente), apoyada sobre la esfera, y un conjunto de vaporosas nubes que armonizan con los rostros de ángeles niños. Es muy interesante destacar que bajo el rompimiento de gloria en el que se inscribe la Virgen, se divisa un paisaje en el que se aprecia una vista marítima y otra de carácter paisajístico, demostrando así el poder de la Virgen como Reina del cristianismo, ejerciendo su poder universalmente. La imagen icnográfica definitiva de la Purísima se concretó en el siglo XVI, y al parecer en España. Siguiendo una tradición valenciana, el jesuita Padre Alberro tuvo una visión y la describió al pintor Juan de Juanes para que la plasmase con la mayor fidelidad. Se trata de un concepto iconográfico evolucionado, que a veces asocia el tema de la Coronación de la Virgen. Existen pocos datos biográficos sobre la vida de Pedro de Moya según las palabras de Palominio, Pedro de Moya comenzó su formación en Sevilla de la mano del maestro Juan del Castillo. Fue en dicha ciudad donde estableció contacto con la pintura de Murillo y Alonso Cano, los cuales influyeron artísticamente en la concepción pictórica de Pedro de Moya Se conoce que se trasladó a Flandes, debido a su condición militar, y estableció contacto con el pintor Van Dyck, además de con Rubens. La cercanía con Van Dyck ha dado pie a pensar que Pedro de Moya se trasladó a Inglaterra junto al maestro. Es pro
PEDRO DE MOYA (Granada, c. 1610- 15 de enero de 1674) “Inmaculada”. Óleo sobre lienzo. Reentelado. Presenta restauraciones. Presenta en el reverso etiqueta antigua de la Exposición Iberoamericana, Sevilla, 1929: Escrito a tinta: Nº 806; Expositor D. Fernando López Cepero; Objeto: La Concepción de P. de Moya; Localidad: Sevilla. Bibliografía: Exposición Iberoamericana. Pabellón de las Bellas Artes, Sevilla 1929: Calvo Castellón, A. Los fondos arquitectónicos y el paisaje en la pintura barroca andaluza. Granada, 1982, pp. 307 y 308. Medidas: 49 x 38 cm; 63 x 49,5 cm (marco). En la exposición iberoamericana de Sevilla, celebrada en 1929, se incluyeron varias obras de la colección de don Fernando López Cepero. Agrupadas en la sala V del Pabellón de las Bellas Artes. En 1982, el profesor Calvo Castellón incluyó este cuadro en la versión publicada de su tesis doctoral: Los fondos arquitectónicos y el paisaje en la pintura barroca andaluza. Entonces todavía pertenecía a la colección López Cepero de Sevilla. En el escrito mantiene la atribución tradicional a Pedro de Moya y destaca que éste sea el único pintor barroco granadino que pinta a la Inmaculada con un fondo de paisaje que incluye elementos de las letanías lauretanas: la bahía, la nao, el hortus conclusus con el pozo, la palmera, el ciprés. En cuanto a la procedencia cabe citar que Fernando López Cepero fue bisnieto de Manuel López Cepero, uno de los coleccionistas de arte más importantes del s. XIX español. Manuel López Cepero (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1778-Sevilla, 1858) fue un sacerdote de ideas liberales, escritor y político. Diputado en las Cortes de Cádiz, llegó a ser Deán de la catedral de Sevilla y ocupó importantes cargos políticos y culturales. Su colección, instalada en la antigua casa de Murillo, contaba con más de mil pinturas. La imagen de esta Inmaculada se encuentra perfectamente enmarcada dentro del siglo XVII español, marcado a nivel estilístico e iconográfico sigue los modelos establecidos en el barroco. Vemos a María vestida de blanco y azul (símbolos de pureza y de los conceptos de verdad y eternidad, respectivamente), apoyada sobre la esfera, y un conjunto de vaporosas nubes que armonizan con los rostros de ángeles niños. Es muy interesante destacar que bajo el rompimiento de gloria en el que se inscribe la Virgen, se divisa un paisaje en el que se aprecia una vista marítima y otra de carácter paisajístico, demostrando así el poder de la Virgen como Reina del cristianismo, ejerciendo su poder universalmente. La imagen icnográfica definitiva de la Purísima se concretó en el siglo XVI, y al parecer en España. Siguiendo una tradición valenciana, el jesuita Padre Alberro tuvo una visión y la describió al pintor Juan de Juanes para que la plasmase con la mayor fidelidad. Se trata de un concepto iconográfico evolucionado, que a veces asocia el tema de la Coronación de la Virgen. Existen pocos datos biográficos sobre la vida de Pedro de Moya según las palabras de Palominio, Pedro de Moya comenzó su formación en Sevilla de la mano del maestro Juan del Castillo. Fue en dicha ciudad donde estableció contacto con la pintura de Murillo y Alonso Cano, los cuales influyeron artísticamente en la concepción pictórica de Pedro de Moya Se conoce que se trasladó a Flandes, debido a su condición militar, y estableció contacto con el pintor Van Dyck, además de con Rubens. La cercanía con Van Dyck ha dado pie a pensar que Pedro de Moya se trasladó a Inglaterra junto al maestro. Es pro
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