JEAN TINGUELY (Suiza, 1925 –1991) Sin título, 1987. Técnica mixta y collage sobre papel. Firmado y fechado en el margen inferior. Dedicada a Madame Theler. Medidas: 41,5 x 29,5 cm; 53,5 x 40,5 cm (marco). A partir del año 1973, Jean Tinguely realizó una serie de cartas/collages dirigidas a grandes personalidades de la vida artística de nuestro siglo. Entre los destinatarios de sus misivas destacaron figuras como el director de orquesta Paul Sacher o su mujer Maja Sacher, mecenas de arte contemporáneo. La carta/collage que ahora presentamos está dirigida a Madame Theler, miembro de una de las familias suizas más poderosas de la historia reciente del país, y revela el carácter de vanguardia que determinó la producción de Tinguely, estrechamente vinculada al arte cinético y a los ready-made. Como ya hizo con sus famosas máquinas esculturas, la obra de Tinguely satiriza la sobreproducción sin sentido de bienes materiales por parte de la sociedad industrial avanzada. El pintor y escultor suizo fue, durante más de 30 años, una figura clave en el movimiento de vanguardia europeo. Fue conocido por sus “maquinas escultura” o arte cinético, entroncadas en la tradición Dadá. Aplicó el término meta-mecánica para referirse a sus creaciones. Como en el resto de obras cinéticas, su propósito era dar al espectador un espectáculo de desplazamiento, o, al menos, la ilusión de él. Las obras móviles de Jean Tinguely se crearon para destruir o autodestruirse, todo con el afán de satirizar la sobreproducción de bienes sin sentido, fabricados por la sociedad industrial avanzada. Después de incurrir en la pintura abstracta, el artista suizo experimentó con el movimiento como forma de expresión. Sus primeras obras, expuestas en París, se movían gracias a motores eléctricos. Piezas monumentales que plasmaban un universo irónico de máquinas inútiles que, parecía, estaban produciendo. “El concepto es mostrar que una obra de arte no es nunca un objeto definitivo, sino que sus capacidades creativas son, en verdad, las potencialidades que le otorgan tanto el artista como los espectadores”. También trabajó los ready-made, acercándose a los nuevos realistas y a los artistas del ensamblaje neoyorkinos. Su producción, que tocó todos los temas que interesaban a los artistas de su generación, le valió un importante hueco en el París de Posguerra, una figura relevante de la talla de Yves Klein Actualmente Jean Tinguely está representado en los museos más importantes de todo el mundo, destacando el Museo Tinguely de Basilea, Suiza, dedicado a la vida y obra del pintor, en la Tate Modern de Londres, en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York o en el Museo Reina Sofía.
JEAN TINGUELY (Suiza, 1925 –1991) Sin título, 1987. Técnica mixta y collage sobre papel. Firmado y fechado en el margen inferior. Dedicada a Madame Theler. Medidas: 41,5 x 29,5 cm; 53,5 x 40,5 cm (marco). A partir del año 1973, Jean Tinguely realizó una serie de cartas/collages dirigidas a grandes personalidades de la vida artística de nuestro siglo. Entre los destinatarios de sus misivas destacaron figuras como el director de orquesta Paul Sacher o su mujer Maja Sacher, mecenas de arte contemporáneo. La carta/collage que ahora presentamos está dirigida a Madame Theler, miembro de una de las familias suizas más poderosas de la historia reciente del país, y revela el carácter de vanguardia que determinó la producción de Tinguely, estrechamente vinculada al arte cinético y a los ready-made. Como ya hizo con sus famosas máquinas esculturas, la obra de Tinguely satiriza la sobreproducción sin sentido de bienes materiales por parte de la sociedad industrial avanzada. El pintor y escultor suizo fue, durante más de 30 años, una figura clave en el movimiento de vanguardia europeo. Fue conocido por sus “maquinas escultura” o arte cinético, entroncadas en la tradición Dadá. Aplicó el término meta-mecánica para referirse a sus creaciones. Como en el resto de obras cinéticas, su propósito era dar al espectador un espectáculo de desplazamiento, o, al menos, la ilusión de él. Las obras móviles de Jean Tinguely se crearon para destruir o autodestruirse, todo con el afán de satirizar la sobreproducción de bienes sin sentido, fabricados por la sociedad industrial avanzada. Después de incurrir en la pintura abstracta, el artista suizo experimentó con el movimiento como forma de expresión. Sus primeras obras, expuestas en París, se movían gracias a motores eléctricos. Piezas monumentales que plasmaban un universo irónico de máquinas inútiles que, parecía, estaban produciendo. “El concepto es mostrar que una obra de arte no es nunca un objeto definitivo, sino que sus capacidades creativas son, en verdad, las potencialidades que le otorgan tanto el artista como los espectadores”. También trabajó los ready-made, acercándose a los nuevos realistas y a los artistas del ensamblaje neoyorkinos. Su producción, que tocó todos los temas que interesaban a los artistas de su generación, le valió un importante hueco en el París de Posguerra, una figura relevante de la talla de Yves Klein Actualmente Jean Tinguely está representado en los museos más importantes de todo el mundo, destacando el Museo Tinguely de Basilea, Suiza, dedicado a la vida y obra del pintor, en la Tate Modern de Londres, en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York o en el Museo Reina Sofía.
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