Relicario. Italia, s. XVII. Madera ebonizada complementada con colores de plata. Medidas: 64’5 x 26 cm. El relicario se asienta sobre un pie de formato rectangular moldurado. Sobre este pie se dispone un pequeño fuste. Destacan decoración con motivos vegetales y grutescos, tallados y dorados. El relicario propiamente dicho presenta de nuevo un perfil rectangular, en el que se dispone sobre la madera un aplique en madera dorada que representa un angelito. El centro el relicario presenta un receptáculo rectangular, una pequeña ventana con marco moldurado que permite ver un óleo sobre cobre en el que se representa a un santo, posiblemente san José con el niño Jesús en sus brazos, llamado el santo del Silencio. Debajo, se sitúa un tondo con la imagen de la Virgen. La obra se corona con una espadaña de la que parte un aplique de madera dorada en forma de angelito y un águila, también dorada, en el frontón. Finalmente, la obra se corona con una cruz sobre grutescos, que armoniza con los que se sitúan en la base del relicario. La temática representada en el presente relicario se aborda desde un punto de vista más íntimo y cargado de gestos elocuentes, sin el carácter triunfalista propio del barroco más oficial, a través de una mirada que busca que el fiel se identifique con la escena, que se conmueva ante lo que ve.
Relicario. Italia, s. XVII. Madera ebonizada complementada con colores de plata. Medidas: 64’5 x 26 cm. El relicario se asienta sobre un pie de formato rectangular moldurado. Sobre este pie se dispone un pequeño fuste. Destacan decoración con motivos vegetales y grutescos, tallados y dorados. El relicario propiamente dicho presenta de nuevo un perfil rectangular, en el que se dispone sobre la madera un aplique en madera dorada que representa un angelito. El centro el relicario presenta un receptáculo rectangular, una pequeña ventana con marco moldurado que permite ver un óleo sobre cobre en el que se representa a un santo, posiblemente san José con el niño Jesús en sus brazos, llamado el santo del Silencio. Debajo, se sitúa un tondo con la imagen de la Virgen. La obra se corona con una espadaña de la que parte un aplique de madera dorada en forma de angelito y un águila, también dorada, en el frontón. Finalmente, la obra se corona con una cruz sobre grutescos, que armoniza con los que se sitúan en la base del relicario. La temática representada en el presente relicario se aborda desde un punto de vista más íntimo y cargado de gestos elocuentes, sin el carácter triunfalista propio del barroco más oficial, a través de una mirada que busca que el fiel se identifique con la escena, que se conmueva ante lo que ve.
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