Beschreibung:

Es­cue­la fla­men­ca; me­dia­dos del siglo XVII. “Cris­to y María con los atri­bu­tos de la Pa­sión”. Óleo sobre cobre. Pre­sen­ta re­pin­tes y res­tau­ra­cio­nes. Posee fal­tas en el marco. Me­di­das: 58 x 76 cm; 77 x 93 cm (marco). Las ca­rac­te­rís­ti­cas es­té­ti­cas de esta obra in­vi­tan a pen­sar que se trata de una pin­tu­ra pro­pia de la es­cue­la fla­men­ca; La can­ti­dad de per­so­na­jes que se reúnen en la es­ce­na, el de­ta­llis­mo con el que están tra­ta­dos todos los ele­men­tos que con­for­man la es­ce­na, e in­clu­so el co­lo­ri­do con un aca­ba­do ce­ni­cien­to son ca­rac­te­rís­ti­cas pro­pias de la es­cue­la fla­men­ca. En esta obra en con­cre­to, el autor com­po­ne una ima­gen que dis­tri­bu­ye en di­fe­ren­tes pla­nos, si­tuan­do a los per­so­na­jes de ma­ne­ra li­neal, a modo de friso, para evi­tar así cier­ta con­fu­sión vi­sual. En el pri­mer plano la iz­quier­da se puede apre­ciar la fi­gu­ra de Cris­to sos­te­nien­do la cruz, con una de sus manos, ata­via­do con el manto rojo y la tú­ni­ca pur­pu­rea co­lo­res ambos re­la­cio­na­dos con el ciclo de la pa­sión. Fren­te a él, la Vir­gen se arro­di­lla, en­tre­la­zan­do las manos, y tras María se puede apre­ciar el velo de la Ve­ró­ni­ca. la ico­no­gra­fía de la Santa Faz, pro­pia de la pin­tu­ra de­vo­cio­nal, es un epi­so­dio ocu­rri­do du­ran­te la Pa­sión de Cris­to, cuan­do en el ca­mino al Cal­va­rio una mujer se quitó su velo para secar con él la cara del Me­sías. La ima­gen del ros­tro de Je­su­cris­to quedó im­pre­sa en el pa­ñue­lo de lino, y éste se con­ser­vó mi­la­gro­sa­men­te a tra­vés de los si­glos, con­vir­tién­do­se en ob­je­to de culto. La mujer más tarde sería lla­ma­da Ve­ró­ni­ca, cuya eti­mo­lo­gía de­ri­va del latín “verum” (ver­da­de­ro) y el grie­go “eikon” (ima­gen). Sobre la ima­gen de María se dis­po­ne un bo­de­gón con la co­ro­na de es­pi­nas, y un re­ci­pien­te que al­ber­ga res­tos de san­gre. Cier­tos ras­gos, que in­di­ca­rían que se trata de un mo­men­to en el que tras la muer­te de Jesús este se le apa­re­ce a su madre, ya re­su­ci­ta­do. En el se­gun­do plano de la es­ce­na, se reúne toda una mul­ti­tud, com­pues­ta de di­ver­sos per­so­na­jes como ci­vi­les, sol­da­dos y en el cen­tro el cuer­po de Cris­to sien­do cru­ci­fi­ca­do en la cruz, to­da­vía en el suelo. Va­rios per­so­na­jes aga­rran las manos de Cris­to y uno de ellos se en­cuen­tra cla­van­do su mano al ta­blón de ma­de­ra. Ca­rac­te­rís­ti­ca que in­di­ca que se trata del mo­men­to pre­vio en el que la Cruz va a ser al­za­da, junto a las del buen y el mal la­drón, para eje­cu­tar sus con­de­nas. Fi­nal­men­te la es­ce­na re­ma­ta con un úl­ti­mo plano de una ciu­dad.