Escuela flamenca; hacia 1600. “María Magdalena sostenida por ángeles”. Óleo sobre cobre. Presenta marco de finales del siglo XIX adaptado. Medidas: 21 x 16 cm; 32,5 x 17 cm (marco). Influida por una estética manierista, el autor nos presenta una obra de temática religiosa; María Magdalena acompañada por dos ángeles. El alargamiento del canon, la disposición de las posturas corporales, sumandos a las tonalidades frías, casi metálicas, muestran la influencia del estilo manierista en la concepción de esta pieza. María Magdalena es mencionada en el Nuevo Testamento como una distinguida discípula de Cristo. De acuerdo con los Evangelios, alojó y proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante su estancia en Galilea, y estuvo presente en la Crucifixión. Fue testigo de la Resurrección, así como la encargada de transmitir la noticia a los apóstoles. Se la identifica también con la mujer que ungió con perfumes los pies de Jesús antes de su llegada a Jerusalén, por lo que su atributo iconográfico principal es un pomo de esencias, como el que aquí aparece. En solitario, María Magdalena suele representarse, haciendo penitencia en el desierto, arrepentida de sus pecados pasados. Cubierta de harapos y con una calavera, en alusión a sus padecimientos como penitente, meditando sobre las Sagradas Escrituras. La historia de esta santa sirve de ejemplo del perdón de Cristo, y transmite el mensaje de la posibilidad de redención del alma a través del arrepentimiento y la fe. Mientras que el cristianismo oriental honra especialmente a María Magdalena por su cercanía a Jesús, considerándola "igual a los apóstoles", en Occidente se desarrolló, basándose en su identificación con otras mujeres de los Evangelios, la idea de que antes de conocer a Jesús se había dedicado a la prostitución. De ahí que la leyenda posterior narre que pasó el resto de su vida como penitente en el desierto, mortificando su carne. En el arte se la representó preferentemente de esta manera, especialmente en el siglo XVII, un momento en que las sociedades católicas sintieron una especial fascinación por las vidas de místicos y santos que vivieron en soledad en lugares salvajes, dedicados a la oración y la penitencia. El tema de la Magdalena, además, ofrecía la posibilidad de representar a una mujer hermosa que enseña algunas partes de la anatomía entonces consideradas tabú, como los pies o el pecho, pero que en ella respeta el decoro por cuanto es carne mortificada que expresa el arrepentimiento por sus pecados pasados.
Escuela flamenca; hacia 1600. “María Magdalena sostenida por ángeles”. Óleo sobre cobre. Presenta marco de finales del siglo XIX adaptado. Medidas: 21 x 16 cm; 32,5 x 17 cm (marco). Influida por una estética manierista, el autor nos presenta una obra de temática religiosa; María Magdalena acompañada por dos ángeles. El alargamiento del canon, la disposición de las posturas corporales, sumandos a las tonalidades frías, casi metálicas, muestran la influencia del estilo manierista en la concepción de esta pieza. María Magdalena es mencionada en el Nuevo Testamento como una distinguida discípula de Cristo. De acuerdo con los Evangelios, alojó y proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante su estancia en Galilea, y estuvo presente en la Crucifixión. Fue testigo de la Resurrección, así como la encargada de transmitir la noticia a los apóstoles. Se la identifica también con la mujer que ungió con perfumes los pies de Jesús antes de su llegada a Jerusalén, por lo que su atributo iconográfico principal es un pomo de esencias, como el que aquí aparece. En solitario, María Magdalena suele representarse, haciendo penitencia en el desierto, arrepentida de sus pecados pasados. Cubierta de harapos y con una calavera, en alusión a sus padecimientos como penitente, meditando sobre las Sagradas Escrituras. La historia de esta santa sirve de ejemplo del perdón de Cristo, y transmite el mensaje de la posibilidad de redención del alma a través del arrepentimiento y la fe. Mientras que el cristianismo oriental honra especialmente a María Magdalena por su cercanía a Jesús, considerándola "igual a los apóstoles", en Occidente se desarrolló, basándose en su identificación con otras mujeres de los Evangelios, la idea de que antes de conocer a Jesús se había dedicado a la prostitución. De ahí que la leyenda posterior narre que pasó el resto de su vida como penitente en el desierto, mortificando su carne. En el arte se la representó preferentemente de esta manera, especialmente en el siglo XVII, un momento en que las sociedades católicas sintieron una especial fascinación por las vidas de místicos y santos que vivieron en soledad en lugares salvajes, dedicados a la oración y la penitencia. El tema de la Magdalena, además, ofrecía la posibilidad de representar a una mujer hermosa que enseña algunas partes de la anatomía entonces consideradas tabú, como los pies o el pecho, pero que en ella respeta el decoro por cuanto es carne mortificada que expresa el arrepentimiento por sus pecados pasados.
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