Escuela Flamenca; circa 1500. “Ecce homo”. Óleo sobre tabla de roble. Posee marco de madera tallada y dorada del siglo XIX. Medidas: 27 x 20 cm; 32 x 25 cm (marco). Cristo acepta con rostro sereno su destino adoptando una actitud piadosa que enaltece su figura. Retratado solo su busto largo, su monumental cuerpo destaca sobre un fondo neutro, que adelanta ya lo que será una de las características estéticas más relevantes para la corriente tenebrista del barroco. De un modo audaz el artista introduce este fondo neutro con la intención de crear una imagen de mayor intimismo y calidad simbólica. Sin embargo, no abandona las características estéticas propias de los primitivos flamencos, fundamentada en la calidad de los materiales, el cuidado detallismo que por ejemplo aquí se refleja en las potencias, que están doradas sobre la tabla, o por ejemplo en los angulosos pliegues de la túnica de Jesús. En esta obra se representa el tema del Ecce Homo, muy corriente en este tipo de pinturas. De composición sencilla y clara, con el rostro de Cristo en primer término, la ausencia de detalles narrativos ahonda en el poder expresivo y el pathos, pensado para conmover el ánimo del fiel que ora ante la imagen, dentro de un sentido tremendista muy propio del barroco en los países católicos. El tema del Ecce Homo pertenece al ciclo de la Pasión, y precede al episodio de la Crucifixión. Siguiendo esta iconografía, se presenta a Jesús en el momento en que los soldados se burlan de él, tras coronarle de espinas, vestirle con una túnica púrpura (aquí roja, color simbólico de la Pasión) y colocarle una caña en la mano, arrodillándose y exclamando “¡Salve, rey de los judíos!”. Las palabras “Ecce Homo” son las pronunciadas por Pilatos al presentar a Cristo ante la multitud; su traducción es “he aquí el hombre”, frase mediante la cual se mofa de Jesús y da a entender que el poder de Cristo no era tal frente al de los dirigentes que allí le estaban juzgando. Durante el siglo XVI, la influencia de la escuela pictórica flamenca fue clave en el desarrollo del arte europeo. En ese momento, los pintores flamencos sentaron un modelo estilístico basado en la búsqueda de la realidad, centrándose en la plasmación de las calidades de los objetos, otorgando una especial importancia a los detalles secundarios y utilizando una técnica lisa y dibujística. En el siglo XVI, a raíz de la introducción de las novedades del renacimiento italiano, el estilo flamenco evoluciono hacia un sentido más clásico y escultórico, conservando sin embargo sus características propias.
Escuela Flamenca; circa 1500. “Ecce homo”. Óleo sobre tabla de roble. Posee marco de madera tallada y dorada del siglo XIX. Medidas: 27 x 20 cm; 32 x 25 cm (marco). Cristo acepta con rostro sereno su destino adoptando una actitud piadosa que enaltece su figura. Retratado solo su busto largo, su monumental cuerpo destaca sobre un fondo neutro, que adelanta ya lo que será una de las características estéticas más relevantes para la corriente tenebrista del barroco. De un modo audaz el artista introduce este fondo neutro con la intención de crear una imagen de mayor intimismo y calidad simbólica. Sin embargo, no abandona las características estéticas propias de los primitivos flamencos, fundamentada en la calidad de los materiales, el cuidado detallismo que por ejemplo aquí se refleja en las potencias, que están doradas sobre la tabla, o por ejemplo en los angulosos pliegues de la túnica de Jesús. En esta obra se representa el tema del Ecce Homo, muy corriente en este tipo de pinturas. De composición sencilla y clara, con el rostro de Cristo en primer término, la ausencia de detalles narrativos ahonda en el poder expresivo y el pathos, pensado para conmover el ánimo del fiel que ora ante la imagen, dentro de un sentido tremendista muy propio del barroco en los países católicos. El tema del Ecce Homo pertenece al ciclo de la Pasión, y precede al episodio de la Crucifixión. Siguiendo esta iconografía, se presenta a Jesús en el momento en que los soldados se burlan de él, tras coronarle de espinas, vestirle con una túnica púrpura (aquí roja, color simbólico de la Pasión) y colocarle una caña en la mano, arrodillándose y exclamando “¡Salve, rey de los judíos!”. Las palabras “Ecce Homo” son las pronunciadas por Pilatos al presentar a Cristo ante la multitud; su traducción es “he aquí el hombre”, frase mediante la cual se mofa de Jesús y da a entender que el poder de Cristo no era tal frente al de los dirigentes que allí le estaban juzgando. Durante el siglo XVI, la influencia de la escuela pictórica flamenca fue clave en el desarrollo del arte europeo. En ese momento, los pintores flamencos sentaron un modelo estilístico basado en la búsqueda de la realidad, centrándose en la plasmación de las calidades de los objetos, otorgando una especial importancia a los detalles secundarios y utilizando una técnica lisa y dibujística. En el siglo XVI, a raíz de la introducción de las novedades del renacimiento italiano, el estilo flamenco evoluciono hacia un sentido más clásico y escultórico, conservando sin embargo sus características propias.
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