Escuela española o italiana, s.XV. Ecce Homo. Talla en madera, con restos de policromía. Peana moderna. Medidas: 45 x 25 x 15 cm.; 5 x 20 x 15 cm.(peana de madera). Imagen en bulto redondo, tallada en madera y policromada, representando a Cristo de medio cuerpo, con las manos unidas sobre el pecho, siguiendo la iconografía del Ecce Homo: con las manos atadas y cubierta su cabeza con la corona de espinas, el tema se refiere al episodio de La Pasión en que es burlado por los guardias y mostrado ante el pueblo judío, que habrá de condenarlo. Con los párpados cerrados y los labios entreabiertos, su semblante sugiere dolor anímico. El cabello ha sido cincelado mechón a mechón. Estamos ante una talla Gótica en la que se avanzan soluciones que serán propias del Renacimiento: la cuidada anatomía y la serena belleza del rostro. Aquí, a pesar de transmitir el sufrimiento físico y psíquico de un momento dramático, la escultura está exenta de pathos. Reviste un dramatismo contenido en el tratamiento de las huellas del sufrimiento. Frente al esquematismo anatómico que predominó durante el gótico temprano, en el gótico tardío el naturismo toma el relevo a la angulosidad precedente. Durante el gótico la escultura exenta, independiente del marco arquitectónico, incrementa considerablemente su repertorio, tanto en tipología (sepulcros, púlpitos…) como en iconografía (nuevos santos, nuevas órdenes…) Pero es, sobre todo, la figura de Cristo, preferentemente en crucifixiones pero también como Ecce Homo, la que va a irse perfilando en territorio español durante los siglos XIV y XV.
Escuela española o italiana, s.XV. Ecce Homo. Talla en madera, con restos de policromía. Peana moderna. Medidas: 45 x 25 x 15 cm.; 5 x 20 x 15 cm.(peana de madera). Imagen en bulto redondo, tallada en madera y policromada, representando a Cristo de medio cuerpo, con las manos unidas sobre el pecho, siguiendo la iconografía del Ecce Homo: con las manos atadas y cubierta su cabeza con la corona de espinas, el tema se refiere al episodio de La Pasión en que es burlado por los guardias y mostrado ante el pueblo judío, que habrá de condenarlo. Con los párpados cerrados y los labios entreabiertos, su semblante sugiere dolor anímico. El cabello ha sido cincelado mechón a mechón. Estamos ante una talla Gótica en la que se avanzan soluciones que serán propias del Renacimiento: la cuidada anatomía y la serena belleza del rostro. Aquí, a pesar de transmitir el sufrimiento físico y psíquico de un momento dramático, la escultura está exenta de pathos. Reviste un dramatismo contenido en el tratamiento de las huellas del sufrimiento. Frente al esquematismo anatómico que predominó durante el gótico temprano, en el gótico tardío el naturismo toma el relevo a la angulosidad precedente. Durante el gótico la escultura exenta, independiente del marco arquitectónico, incrementa considerablemente su repertorio, tanto en tipología (sepulcros, púlpitos…) como en iconografía (nuevos santos, nuevas órdenes…) Pero es, sobre todo, la figura de Cristo, preferentemente en crucifixiones pero también como Ecce Homo, la que va a irse perfilando en territorio español durante los siglos XIV y XV.
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