Escuela del norte de Italia; segunda mitad del siglo XVII. “Bodegón de albaricoques, higos y uvas”. Óleo sobre lienzo. Conserva la tela original y presenta repintes, saltos en la pintura, dos perforaciones y extensiones en los laterales. Medidas: 86 x 100 cm. El autor nos muestra una composición sencilla, basada en la horizontalidad, al presentar los elementos principales del bodegón a modo de friso. Una característica que permite una fácil lectura de la obra. En cuanto al bodegón este se estructura sobre una mesa de perfil alto, de la cual podemos observar parte de su diseño. Sobre ella melocotones, higos, y uvas descansan ubicados en grupos delimitados por el tipo de fruta, ya que no se llegan a mezclar los alimentos entre ellos. Finalmente, la obra remata con un gran cortinaje que enmarca el interior de tonalidades ocres. Dicha tela aporta un gran sentido de la teatralidad y cierto dinamismo, que rompe con la estructura hierática del bodegón de la mesa. El bodegón en Italia fue uno de los géneros más característicos y por sus especiales particularidades, se diferencia claramente de este mismo tema en talleres del resto de Europa. El término apareció ya a finales del siglo XVI, y destaca en esta escuela por su austeridad, en claro contraste con la suntuosidad flamenca, aunque contando con una serie de influencias de ésta. La escuela bodegonista italiana fue muy apreciada dentro del mercado del anticuariado, así como entre los coleccionistas y los historiadores del arte, especialmente la escuela bodegonista napolitana del barroco gozó de un espectacular desarrollo, dejando atrás los fastos del siglo XVI y progresando dentro de un estilo plenamente barroco y claramente identificable. Artistas como Tommaso Realfonso, Nicola Casissa, Gaspare López, Giacomo Nani y Baldassare de Caro continuaron la tradición local especializándose en la pintura de flores, frutas, peces y piezas de caza, satisfaciendo así la demanda de una vasta clientela caracterizada por un nuevo gusto propio del siglo XVII. A estos autores hay que añadir asimismo las figuras menores, que lentamente van emergiendo de un injusto olvido, y algunos artistas que trabajaron a caballo entre los siglos XVII y XVIII, como Francesco della Questa, Aniello Ascione, Nicola Malinconico, Gaetano Cusati, Onofrio Loth, Elena y Nicola Maria Recco, Giuseppe Ruoppolo y Andrea Belvedere.
Escuela del norte de Italia; segunda mitad del siglo XVII. “Bodegón de albaricoques, higos y uvas”. Óleo sobre lienzo. Conserva la tela original y presenta repintes, saltos en la pintura, dos perforaciones y extensiones en los laterales. Medidas: 86 x 100 cm. El autor nos muestra una composición sencilla, basada en la horizontalidad, al presentar los elementos principales del bodegón a modo de friso. Una característica que permite una fácil lectura de la obra. En cuanto al bodegón este se estructura sobre una mesa de perfil alto, de la cual podemos observar parte de su diseño. Sobre ella melocotones, higos, y uvas descansan ubicados en grupos delimitados por el tipo de fruta, ya que no se llegan a mezclar los alimentos entre ellos. Finalmente, la obra remata con un gran cortinaje que enmarca el interior de tonalidades ocres. Dicha tela aporta un gran sentido de la teatralidad y cierto dinamismo, que rompe con la estructura hierática del bodegón de la mesa. El bodegón en Italia fue uno de los géneros más característicos y por sus especiales particularidades, se diferencia claramente de este mismo tema en talleres del resto de Europa. El término apareció ya a finales del siglo XVI, y destaca en esta escuela por su austeridad, en claro contraste con la suntuosidad flamenca, aunque contando con una serie de influencias de ésta. La escuela bodegonista italiana fue muy apreciada dentro del mercado del anticuariado, así como entre los coleccionistas y los historiadores del arte, especialmente la escuela bodegonista napolitana del barroco gozó de un espectacular desarrollo, dejando atrás los fastos del siglo XVI y progresando dentro de un estilo plenamente barroco y claramente identificable. Artistas como Tommaso Realfonso, Nicola Casissa, Gaspare López, Giacomo Nani y Baldassare de Caro continuaron la tradición local especializándose en la pintura de flores, frutas, peces y piezas de caza, satisfaciendo así la demanda de una vasta clientela caracterizada por un nuevo gusto propio del siglo XVII. A estos autores hay que añadir asimismo las figuras menores, que lentamente van emergiendo de un injusto olvido, y algunos artistas que trabajaron a caballo entre los siglos XVII y XVIII, como Francesco della Questa, Aniello Ascione, Nicola Malinconico, Gaetano Cusati, Onofrio Loth, Elena y Nicola Maria Recco, Giuseppe Ruoppolo y Andrea Belvedere.
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